Las telas y los hilos envuelven nuestras vidas de manera permanente. Estamos tan acostumbrados a su abrigo que les damos por sentado, a tal punto que les hemos hecho invisibles, como el traje nuevo del emperador. No obstante, con telas e hilos hemos hilado e hilvanado memorias, urdido cosmovisiones, remendado economías, anudado travesías por el océano, zurcido saberes, encriptado textos en nuestros bordados o tejidos de punto y cosido afectos por siglos y siglos. Penélope tejía y destejía en tanto esperaba a Ulises, mientras que las Moiras hilaban el destino de los seres humanos al nacer, nuestras comunidades indígenas van tejiendo el pensamiento al anudar hilos en forma de espiral y elaboran mochilas.
Desde sus inicios lo textil, en occidente, ha estado asociado a lo femenino, a lo doméstico, al cuidado. En ocasiones, ha sido un medio de opresión en el que la gran industria de la moda ha abusado de las trabajadoras con salarios precarios. Esa misma industria también ha construido ideas de cuerpos femeninos deseables y no deseables dependiendo de cómo se visten, pero, junto con estas formas de dominación, lo textil también ha sido un medio de liberación que ha garantizado autonomía económica y formas de escritura alternativas para muchas mujeres, así como para algunos hombres que se resisten a la asociación de este oficio con lo femenino. Si hemos invisibilizado el trabajo, oficio y quehacer textil es porque lo hemos subvalorado. Queremos entonces, dedicar este volumen de la revista papel de colgadura a las costuras que sostienen lo cotidiano y a las reflexiones sobre los entramados que surgen en y desde el hacer textil.
El número de artículos que recogimos en la convocatoria (superior al que publicamos), para que este ejemplar fuese posible, da cuenta del creciente interés por el hacer en torno a los hilos y las agujas, bien como oficio, como quehacer o como forma de expresión. Recibimos textos de compañeros y compañeras tejedoras, crocheteras y bordadoras de muchas partes de Latinoamérica, textos que dan cuenta que no estamos solas, que tejemos redes creativas y politizadas, tanto cuando abrazamos este oficio en nuestros espacios domésticos, como cuando nos tomamos las calles para manifestarnos contra el olvido y la opresión, tal como lo evidencian los artículos que recogimos en la sección que hemos llamado Hilos que movilizan.
En la sección Genealogías Textiles podrán leer algunas historias sobre legados de comunidades ancestrales que tejen mochilas con nudos, como la Iku, cosen molas, como la kuna, o hacen preciosos telares como la quechua y la aymara. Esta sección es apenas una muestra de todas las expresiones textiles que narran la cosmogonía de nuestro continente, como los tapices de los Navajo en América del Norte, las colchas de retazos de las mujeres esclavizadas en el sur de los Estados Unidos, a los bordados Oaxaqueños, las mochilas Wayuu, las muñecas Chancay del Perú, a los encajes Ñandutí del Paraguay; el tema daría para 10 volúmenes de esta revista.
Entrecosturas recoge poemas a muñecas, tejidos de abuelas, peleas con planchas, cuentos bordados y fotos remendadas. Esta es una sección que nos muestra un amplio conjunto de emociones e intimidades que acompañan lo textil y otras tantas que son acompañadas por estos quehaceres. Por su parte Costuras que cuidan recoge textos que dan cuenta de estos oficios como lugares para encontrarse con una o con uno mismo, formas en que los actos de coser tienen la potencia de zurcir algo más que lo que se hace con las manos. Los textiles nos arropan, nos unen, nos acercan, nos cuidan y, a la vez, cuidamos con ellos.
Aprender desde el hacer recoge diferentes prácticas textiles en el aula escolar y en el aula Universitaria en las que se apunta a descentrar el cerebro de los procesos de aprendizaje. Allí, la experiencia del aprender recorre las manos y el cuerpo y ello transforma el trabajo de aula. Esto lo vemos desde la voz de una maestra de pedagogía Waldorf, así como desde los trabajos de dos cursos universitarios que revisan los oficios textiles con una perspectiva feminista. En Textiles que cuentan se presentan las historias de vínculos y afectos que están presentes en piezas textiles hechas a mano, cartas de amor, lazos transoceánicos, vínculos familiares. Por último en Haceres textiles reunimos relatos sobre cómo la producción lenta y reiterativa de prácticas como el deshilado y el bordado, son configuradoras de mundos cotidianos, personales, pero también sociales y colectivos.
Ha sido un gusto y una oportunidad para nosotras poder reunir todo este conjunto de piezas textiles y de textos textiles, esperamos que éstos sean para ustedes una invitación a leer y, ¿por qué no?, a hacer.