No hay una delincuencia organizada en la sultana del Valle desde la caída del cartel del Norte, sin embargo una desigualdad creciente ha aumentado el número de pandillas. Como en Bogotá, lo sucedido el 21 de noviembre fue una crisis de pánico sostenida por agitadores de las redes sociales, la única novedad en seguridad fue un accidente de tránsito.
La noche del 21 de noviembre, la Policía y el Ejército llegaron a 336 sectores de Cali en los que hubo reportes de actos criminales. El alcalde había decretado toque de queda desde las siete de la noche y los habitantes de conjuntos residenciales del norte, sur y oeste aseguraban que grupos de delincuentes estaban intentando entrar a sus propiedades. La mayoría optó por quedarse en las porterías y parqueaderos, armados con palos, cuchillos, machetes y armas de fuego para detener a las supuestas hordas criminales.